martes, 12 de enero de 2016

A veces pasa…



A veces pasa que la fantasía es cómoda y fácil de llevar.
A veces pasa que la realidad es demasiado oscura y fría, contraria a la fantasía, que siempre es tan cómoda y acogedora que terminas quedándote en ese lugar por mucho tiempo.
A veces pasa que creías sentir amor por alguien que resulta que solo es fantasía, resulta que es una falacia, una tomada de pelo de nuestro cerebro y que realmente ese amor se apaga hasta con una pequeña brizna.
A veces pasa que poco a poco caes en cuenta que solo eres especial para esa persona en momentos breves, que siempre habrá alguien mejor, que siempre habrá alguien antes, que siempre habrá quien importe más.
A veces pasa que buscas convencerte que no es así, que buscas regresar al lugar cálido y cómodo donde te encontrabas, del cual te fueron arrojando poco a poco, del cual una vez saliste no podrás regresar.
A veces pasa que la realidad oscura y fría llega a ti como un torrencial inesperado que trae consigo dolor y otros demonios, soledad y llanto, oscuridad y frío, frío y oscuridad en cantidades impensables.
A veces pasa que te pones un abrigo para dejar de temblar, prendes una lámpara para poder ver mejor y usas un paraguas para detener el dolor.
A veces pasa que la realidad ya no es tan fría y oscura, a veces pasa que es mejor que flotar a la deriva en la fantasía.
A veces pasa que en el camino de regreso a casa encuentras motivos para seguir flotando pero traes contigo un paraguas, una lámpara y un abrigo.
A veces pasa que por casualidad tropiezas con alguien que trae una mochila a cuestas con una lámpara, un paraguas y un abrigo en ella para cuando los necesite.

A veces pasa que toma tu mano, que es real y que te ama de una manera sin igual.

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